Perú: ¿Quién dio el golpe de Estado?

Resulta fácil calificar lo ocurrido en Perú con los eventos de los últimos días. Fácil, pero engañoso. La mirada ofrecida en este editorial del diario mexicano La Jornada sirve para entender más a fondo el cataclismo institucional e interpretarlo en su contexto latinoamericano.
Introducción de CampanaNews.com

A los ojos de casi todos, lo que sucedió con la lectura del pronunciamiento del Ejecutivo personificado en el Presidente Pedro Castillo quien nervioso decretó el cierre temporal del Congreso para introducir una serie de reformas estructurales que el Legislativo no le había permitido ejecutar y le tenía encarpetados más de 50 proyectos de esa naturaleza. El Presidente está solo en esta coyuntura arrojado en el pozo de los leones quienes harán  escarnio en un campesino rondero y profesor primario que se atrevió a ser el máximo funcionario en un país que vive reminiscencias colonialistas, profundamemte racista y estructuralmente corrupto.

Mucho se habla de la imposibilidad de que haya sido un acto aislado y personal del Presidente, aunque ahora todos  a su alrededor ministros y adláteres sostengan desconocimiento del pronunciamiento. Solamente el Dr. Aníbal Torres su expremier ha permanecido a su lado.

Nuestra tesis al respecto es la siguiente. Solamente un loco se tira a una piscina sin agua. Castillo debió haber recibido de parte de su flamante Ministro de Defensa ex Gral. Gustavo Emilio Bobbio Rosas (exjefe de inteligencia DINI) la seguridad de contar con el aval de las FFAA. Este Gral. en retiro de aspecto sinientro tiene un pasado reciente de haber sido investigado por un equipo especial de fiscales contra la corrupción en el caso de Petro -Per (sobrevaloración del Diesel). La misma institución de inteligencia de donde procede, ha estado inmersa en una serie de cuestioanmientos por su manejo oscuro  con sus informantes "pagados" legalmente. El ex Gral Bobbio ha estado también en la Escuela de Ingeniería del Ejército y del Instituto Geográfico Nacional. Asimismo, posee estudios en Didáctica, Educación y Planeamiento estratégico, cursados en Alemania. Es pues el "topo" ideal sembrado en el Ejecutivo para lanzarlo a la piscina sin agua.

El ex-Gral Bobbio venía a reemplazar al Gra. Barrantes que renunció intempstivamente solamente después de dos semanas y por razones personales Todo muy misterioso y sospechoso

Por La Jornada

9 de diciembre de 2022 - 00:39

Partidarios del destituido Pedro Castillo se enfrentan a la policía. (Fuente: AFP)

Partidarios del destituido Pedro Castillo se enfrentan a la policía.. Imagen: AFP

Opositores y algunos funcionarios del derrocado presidente peruano Pedro Castillo –entre ellos, la hasta el miércoles vicepresidenta, Dina Boluarte– calificaron de “golpe de Estado” la decisión del mandatario de disolver el Congreso, decretar un gobierno de excepción, llamar a elecciones para una constituyente y emprender la “reorganización” del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional. En respuesta a tales determinaciones, el Legislativo destituyó a Castillo por una abrumadora mayoría y la fiscal Patricia Benavides ordenó la detención del hasta entonces mandatario, quien fue retenido en la Prefectura de Lima por la Policía Nacional. De inmediato, un portavoz del Departamento de Estado declaró en Washington que Estados Unidos considera a Castillo un “ex presidente”.

Sin afán de justificar las medidas adoptadas por el antiguo maestro rural, es importante considerar su contexto: en año y medio en el cargo, Castillo no pudo llevar a cabo el mandato que recibió en las urnas en junio del año pasado –y que incluía la convocatoria a un congreso constituyente y la desactivación del Tribunal Constitucional– porque durante ese tiempo su gestión fue sistemáticamente saboteada por la derecha, tanto en el ámbito legislativo como en el judicial y en el mediático. La pertinencia de la reorganización institucional que propugnó el presidente fue dramáticamente confirmada por 15 meses de una ingobernabilidad, que es ya rutinaria en Perú y que se traduce en la inviabilidad del Poder Ejecutivo: de 2018 a la fecha, la nación andina ha tenido seis presidentes, varios de ellos destituidos por el Legislativo, e incluso procesados, por acusaciones –verídicas o falsas– de corrupción.

Pedro Castillo permanecerá detenido durante siete días tras una disposición del Poder Judicial. (Ministerio Público)
Otra tesis sobre el intento de cierre del Congreso por parte del Ejecutivo es que el Presidente se inmoló al ver que su gobierno no podría cumplir con todo su programa ofrecido y pasando la posta al mismo pueblo peruano que en un 96% desaprueba la gestión obstruccionista del Congreso. Grandes movilizaciones populares están sembrándose como hongos en todo el país que pordría llegar a ser decisivos si crecen las protestas concentradas en la capital. Todos exigen la renuncia de Dina Boluarte y la califican de traidora.

En este contexto, es claro que la remodelación institucional del país y la regeneración de una clase política del todo descompuesta eran y siguen siendo tareas indispensables para dar a Perú un mínimo de estabilidad y certeza política. En el caso de Castillo, la disfuncionalidad de las instituciones fue aprovechada desde el primer día de su gobierno por una derecha corrupta, racista y oligárquica que vivió como un agravio la llegada al Palacio de Gobierno de un sindicalista indígena dispuesto a aplicar un programa de justicia social, soberanía y recuperación de las potestades más básicas del Estado en materia de economía.

Descontento en Perú mientras sucesora de Castillo negocia gobierno.POR AFPIMAGEN: AFPLIMA / 9 de diciembre de 2022 / 16:52La nueva presidenta de Perú, Dina Boluarte, anunció que el sábado formará un nuevo gobierno tras la destitución y detención de Pedro Castillo, acusado de una intentona golpista, pero el descontento crece en las calles, donde seguidores del exmandatario exigen su liberación y la convocatoria a elecciones.Boluarte abrió la puerta a llamar a elecciones anticipadas en busca de una salida pacífica a la crisis política, e instó a la calma a la población en medio de protestas que exigen un nuevo Congreso.«Si la sociedad y la situación lo ameritan adelantamos elecciones en conversaciones con las fuerzas democráticas del Congreso», declaró Boluarte a la prensa, tras asegurar que el sábado tendrá formado su gabinete. Las protestas crecen en todos las regiones del País. Tambien hay manifestaciones a favor de la vacancia y detención del Presidente por el intento de golpe .

Aun antes de las elecciones de 2021, la derecha oligárquica emprendió una campaña de linchamiento en contra de Castillo, para lo cual echó mano de sus medios y de sus partidos y de todas las posiciones de poder que controla, y no dudó en cerrar filas en torno a la candidatura de Keiko Fujimori, hija de uno de los presidentes más corruptos y represores de la historia reciente.

Pedro Castillo durante su campaña electoral, basada en la preeminencia de la educación pública.

El caso de Perú tiene resonancias ineludibles con el acoso mediático y judicial que se realiza en Argentina en contra de la vicepresidenta Cristina Fernández, con la persecución mediática, legislativa y judicial que depuso a Dilma Rousseff en Brasil y llevó a la cárcel al ahora presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva, así como con la ilegal destitución de Fernando Lugo en Paraguay. Más aún, la destitución y el arresto de Castillo evocan las maquinaciones mediáticas y judiciales que antecedieron los golpes de Estado perpetrados en contra de José Manuel Zelaya (Honduras, 2009) y de Evo Morales (Bolivia, 2019). El denominador común de todos los mencionados es que son dirigentes progresistas que han buscado revertir en alguna medida las atroces injusticias sociales que padecen sus países y la vergonzosa sumisión a Washington que practican las oligarquías nativas cuando se hacen del poder político.

Visto desde esa perspectiva, lo ocurrido en Perú no es sino la culminación de una suerte de golpe de Estado en cámara lenta que se había venido construyendo desde el momento mismo en que Pedro Castillo se unció la banda presidencial; un golpe de Estado que tenía como propósito acorralar al gobernante para hacer imposible el ejercicio de su cargo e impedir que cumpliera el mandato popular que recibió de la ciudadanía.

Se confirma que las derechas latinoamericanas han sustituido los sangrientos cuartelazos y las dictaduras militares por campañas de difamación y de siembra de odio y de pánico, por la subversión y la ingobernabilidad inducidas por el llamado lawfare –es decir, el acoso desde estructuras judiciales entregadas a la corrupción– y por las asonadas legislativas.

*Editorial del diario La Jornada de México, especial para Página/12.

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